¿Te han pedido matrimonio? 5 cosas que hacer cuando te estén pidiendo matrimonio
¡Felicidades por tu compromiso! Te contamos con humor y consejos prácticos qué hacer (y qué no) justo después de que te pidan matrimonio.

5 cosas que hacer (y no hacer) cuando te piden matrimonio
¡Felicidades! Has llegado a ese momento que las comedias románticas nos han prometido durante décadas. Tu pareja, con la rodilla en el suelo (o quizá de una forma más original y caótica, que también vale), te ha hecho la gran pregunta. El anillo brilla, las lágrimas (o la risa nerviosa) fluyen y, de repente, te das cuenta de que tu vida está a punto de cambiar.
Pero, ¿qué viene después del "¡Sí, quiero!"? Entre la emoción, los selfis con el anillo y las llamadas a tu madre, hay un torbellino de sentimientos y pensamientos. Es un momento único, lleno de alegría, pero también puede ser abrumador. Si te sientes como si te hubieran lanzado a una montaña rusa emocional sin cinturón de seguridad, tranquila. Respira hondo. Estamos aquí para guiarte, como esa hermana mayor que ya ha pasado por todo y te da los mejores consejos con una copa de vino en la mano.
En este artículo, vamos a desglosar las 5 cosas más importantes que debes hacer (y, sobre todo, no hacer) justo después de que te pidan matrimonio. Te daremos una guía práctica y con un toque de humor para que navegues estas primeras horas y días con la gracia de una princesa de Disney y la sensatez de una CEO. Prepárate para reír, reflexionar y, lo más importante, disfrutar de este momento tan especial sin perder la cabeza en el intento.
1. Vive el momento (y apaga el móvil un rato)
Enhorabuena, te acabas de comprometer. Lo primero es lo primero: saborea este instante. Has dicho "sí" a pasar el resto de tu vida con la persona que amas. Es un momento increíblemente personal e íntimo entre los dos. Antes de que el mundo exterior se entere y empiece la avalancha de felicitaciones, preguntas y opiniones no solicitadas, tómate un tiempo solo para vosotros.
Mírense a los ojos, ríanse, lloren si es necesario. Abraceos fuerte y recuerden por qué han llegado hasta aquí. Este momento es la semilla de vuestro futuro matrimonio, y merece ser tratado con la magia que le corresponde.
La tentación de las redes sociales
Vivimos en la era de "si no está en Instagram, no ha pasado". La tentación de sacar el móvil, hacerle una foto perfecta al anillo con la manicura recién hecha (si has tenido esa suerte) y publicarla con un pie de foto ingenioso es enorme. Y es comprensible, ¡quieres gritar tu felicidad a los cuatro vientos!
Pero piénsalo bien. Una vez que aprietes el botón de "publicar", la burbuja de intimidad se romperá. Tu teléfono empezará a vibrar sin parar con notificaciones. Familiares, amigos, conocidos del colegio que no ves desde hace diez años... todos querrán saber los detalles. Y aunque es maravilloso compartir la alegría, ese bombardeo puede robaros la paz de vuestro momento.
Consejo: Espera. Espera una hora, dos, o incluso hasta el día siguiente. Disfruta de la cena, del paseo, de la conversación. Hagan el amor, pidan champán, hablen de cómo se imaginan el futuro. Creen un recuerdo que sea solo vuestro, sin filtros ni likes. Cuando decidan compartirlo, lo harán desde la calma y no desde el impulso.
Llama a tu círculo más cercano primero
Antes de hacer el anuncio público, hay un protocolo no escrito que te salvará de futuros dramas familiares. Haz una lista mental de las personas más importantes en vuestras vidas: padres, hermanos, abuelos y mejores amigos. A estas personas no les gustaría enterarse de una noticia tan importante a través de una publicación en Facebook.
Llámalos por teléfono. Sí, esa cosa que ahora usamos principalmente para pedir comida a domicilio. Escuchar su emoción en vivo y en directo es mil veces más gratificante que leer un comentario. Además, te ganarás puntos extra por ser considerada.
2. No compares tu pedida con las de TikTok
Aquí viene una de las reglas de oro para la supervivencia nupcial en el siglo XXI. Justo después de comprometerte, es probable que empieces a ver pedidas de mano por todas partes. De repente, tu algoritmo te bombardeará con vídeos de hombres que han alquilado un castillo, contratado una orquesta sinfónica y entrenado a palomas para que formen un corazón en el cielo.
Verás pedidas en la cima de una montaña en Perú, bajo la aurora boreal en Islandia o con un flashmob en mitad de Times Square. Y es muy fácil que un pensamiento tóxico se cuele en tu mente: "¿Por qué la mía no fue así?".
¡Para el carro! Tu pedida de mano ha sido tuya. Única. Auténtica. Fue planeada por la persona que te conoce mejor que nadie, con sus recursos, su personalidad y sus nervios. Quizá fue en el sofá de casa, en pijama, después de ver vuestra serie favorita. Quizá fue en el restaurante donde tuvisteis la primera cita. O quizá fue un desastre adorablemente torpe porque se le cayó el anillo.
Y eso, querida amiga, es perfecto.
La realidad detrás de la pantalla
Recuerda que las redes sociales son un escaparate de los mejores momentos, a menudo editados y exagerados. No sabes si la pareja del castillo se pasó el resto del día discutiendo, o si las palomas, en realidad, hicieron sus necesidades sobre los invitados.
Tu historia de amor no necesita la validación de desconocidos en internet. Comparar tu momento, que fue real y lleno de emoción genuina, con una producción cinematográfica de 30 segundos es injusto para ti y, sobre todo, para tu pareja.
Consejo: Si te sientes tentada a caer en la espiral de la comparación, haz un detox digital. Borra TikTok e Instagram de tu móvil durante unos días. En su lugar, escribe en un diario cómo te sentiste en el momento de la pedida. Anota los detalles graciosos, las miradas cómplices, las palabras torpes pero sinceras. Construye tu propia narrativa y protégela.
3. Entiende (y agradece) los nervios de tu pareja
Ponte en su lugar por un segundo. Planear una pedida de matrimonio es una de las misiones más estresantes de la vida adulta. Es como ser un agente secreto y un organizador de eventos al mismo tiempo, todo ello mientras intentas mantener la calma y no levantar sospechas.
Tu pareja ha tenido que:
- Elegir un anillo: Una odisea que implica investigar tus gustos, tu talla (probablemente robando un anillo de tu joyero y rezando para que sea el correcto), y tomar una decisión financiera importante.
- Planear el momento: Buscar el lugar y la ocasión perfectos, coordinar posibles cómplices (amigos, fotógrafos) y lidiar con imprevistos.
- Guardar el secreto: Mentir (por una buena causa), esconder el anillo en un lugar seguro y actuar con normalidad mientras por dentro era un manojo de nervios.
- Ensayar el discurso: Pensar qué decir, cómo decirlo, y probablemente olvidarlo todo en el momento crucial por culpa de la adrenalina.
Dada la magnitud de la operación, es muy probable que no todo saliera perfecto. Quizá tartamudeó, o se le olvidó arrodillarse, o el discurso que había preparado sonó más a una lista de la compra.
No importa. Lo que importa es el valor que tuvo para hacerlo. Ha expuesto su corazón de la forma más vulnerable posible, esperando un "sí".
Consejo: Dale las gracias. Pero de verdad. Dile algo como: "No me puedo ni imaginar los nervios que has debido de pasar. Ha sido perfecto, gracias por haberte esforzado tanto en hacerme feliz". Esas palabras le quitarán un peso de encima y reforzarán vuestra conexión.
4. No empieces a planificar la boda al segundo siguiente
Lo sé, lo sé. Tu mente ya está a mil por hora. Has dicho "sí" y, automáticamente, tu cerebro ha abierto 50 pestañas: fecha, lugar, lista de invitados, vestido, flores, catering... ¡Calma!
Una boda es un proyecto enorme, y si intentas planificarlo todo en las primeras 24 horas, solo conseguirás dos cosas: un estrés monumental y tu primera discusión como prometidos.
El compromiso no es la línea de salida de una carrera hacia el altar. Es una fase en sí misma, una etapa preciosa que merece ser disfrutada. Es el tiempo para acostumbrarse a la idea de ser "prometidos", para soñar juntos y para empezar a hablar de vuestro futuro, no solo de la fiesta.
Primero, las preguntas importantes
Antes de discutir si las servilletas deben ser de color marfil o blanco roto, hay conversaciones mucho más importantes que tener:
- ¿Qué tipo de boda queremos? ¿Una fiesta gigante o algo íntimo? ¿En la ciudad o en el campo? ¿Religiosa o civil?
- ¿Cuál es nuestro presupuesto? La temida pregunta del dinero. Hablar de finanzas no es romántico, pero es absolutamente necesario.
- ¿Cuándo nos gustaría casarnos? No hace falta fijar una fecha exacta, pero sí tener una idea general.
Consejo: Establezcan una regla: "Cero planificación de boda durante la primera semana". Dediquen esos días a disfrutar de vuestro nuevo estatus.
5. Asegura y ajusta el anillo (y hazte la manicura)
Vamos a la parte práctica y brillante del asunto: el anillo. Esa pequeña joya que ahora vive en tu dedo es un símbolo precioso, pero también una responsabilidad.
El seguro es tu mejor amigo
Un anillo de compromiso es una inversión emocional, pero también económica. Perderlo o que te lo roben sería una pesadilla. Por eso, una de las primeras cosas que deberías hacer es asegurarlo.
Puedes añadirlo al seguro de tu hogar o contratar una póliza específica para joyas. Puede parecer un gasto innecesario, pero la tranquilidad que te dará no tiene precio.
El ajuste perfecto
Es muy común que el anillo no te quede perfecto a la primera. Puede que te baile un poco o que te apriete si hace calor. No te preocupes, es totalmente normal. La mayoría de las joyerías ofrecen un primer ajuste de forma gratuita.
Llévalo durante unos días para ver cómo se comporta tu dedo. Si definitivamente no es tu talla, llévalo a ajustar lo antes posible. Un anillo que no se ajusta bien corre un mayor riesgo de perderse o dañarse.
Y ahora sí, ¡la manicura!
Ya has vivido tu momento, has llamado a tu gente, has respirado hondo... Ahora sí ha llegado el momento de preparar tus manos para su debut estelar. Vas a enseñar ese anillo unas 5.897 veces en las próximas semanas. Tus manos van a ser el centro de atención.
Pide cita en tu salón de manicura y date un capricho. Elige un color que te encante y que haga resaltar el anillo. No es una cuestión de vanidad, es una forma de sentirte aún más especial y preparada para lucir con orgullo tu compromiso.
Preguntas Frecuentes
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